Con un pulóver ceñido y el pelo embadurnado de gel, ofrece su cuerpo por sólo veinte pesos convertibles una noche. Él muestra ese rostro de pómulos salientes y ojos achinados que son tan comunes entre quienes vienen del oriente del país. Mueve todo el tiempo los brazos, con una mezcla de lascivia e inocencia que produce por momentos lástima, por otros, deseo. Forma parte del vasto grupo de cubanos que se gana la vida con el sudor de su pelvis, que mercadea su sexo ante extranjeros y nacionales. Una industria del amor rápido, de las caricias breves, que en esta Isla ha crecido considerablemente en los últimos veinte años.
La Habana tiene por momentos aires de burdel, sobre todo si se transita por la calle Monte hasta la intersección de ésta con Cienfuegos. Mujeres jóvenes con ropas vistosas, pero algo desteñidas, ofrecen su “mercancía”, especialmente cuando cae la noche y los elásticos no se ven flojos ni las ojeras tan grises. Son las que no pueden competir para alcanzar un gerente o un turista que las lleve a un hotel y les ofrezca -al otro día- un desayuno con leche incluida. No usan perfumes de marca y completan su trabajo en unos apretados cuartos de solar o en el descanso de una escalera. Trafican con gemidos, intercambian espasmos por dinero.
Estos hombres y mujeres –comerciantes del deseo- evitan tropezarse con los uniformados que vigilan la zona. Caer en manos de uno de ellos puede significar una noche en el calabozo o la deportación a su provincia de origen para quienes están ilegales en la ciudad. Todo puede resolverse si el policía capta la propuesta de un muslo que se le insinúa y acepta intercambiar el acta de advertencia por unos breves minutos de intimidad. Algunos agentes del orden volverán asiduamente a cobrar su peaje –en moneda o en servicios- para permitirles a estos seres nocturnos que sigan apostados en las esquinas. Negarse a dárselo puede hacer a las mujeres terminar en una granja de reeducación de prostitutas y a los hombres ser acusados de un delito de peligrosidad predelictiva.
Así se completa el ciclo del sexo por dinero, en una ciudad donde el trabajo honrado es una reliquia de museo y las necesidades llevan a muchos a apostar el cuerpo, a contonearse a la espera de una oferta.
2 comentarios:
Uiiii que barbaridaddddd!!! prostitución uuuuup que verguenza en Cuba ya otra vez, que verguenza es el único Paía donde hay prostitución siiii ees es el único...por acá nada, no, no existe pornografía infantil en el mercado 4 de Asu, no nadie esta apostado en Parque Chino de Ciudad del Este, los niños y niñas indígenas no se venden por 5mil`i en las inmediaciones de la terminal de CDE, nada, nada en la cvalle Oliva y Chile y la Plaza Uruguaya de Asunciçon, no, no existe prostitución forzosa de compatriotas en España, ni hijas ni madres, ni el hijos "mancebos de la tierra guarani" que antes eran manos de encomiendas (esclavos) de los españoles, ahora esos mísmos hediondos disfrutan del trasero de jóvenes compatriotas, eso es verguenza! gente...y dejemonos de preocupar de la "gineteras" de Cuba, que al menos tienen atención médica y seguro de vida, además allá no está penalizada esa "profesión" por cuenta propia, y se cuenta con centros de reabilitación y trabajo. Lo que sí esta penalizado es el proxenetismo, que es la explotación a otros.
La hipocresías es directamente proporcional a la ignorancia, por eso estos panfletos pilili "contra", con argumentos pelechos ni tienen sentido contra todo un pueblo.
HA IVAIRO LA NDE PORTE MBA-E REJAPOTA CHE SOCIO, EMBOITAMANTE LA NE CAOLCIÑA JE JE JE...
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