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martes, 22 de marzo de 2011

Vergüenza y cultura general

Escribe: Ricardo Steimberg
risterecargado.blogspot.com


Una pequeña muestra de lo mal que anda nuestra enseñanza, cosa que hace demasiados años que lo vengo reiterando, a quien me quiera escuchar y quizás hasta el verdadero cansancio; es el pésimo nivel con que se imparten los conocimientos, en todos los niveles educativos.

Este es el resultado de muchísimos experimentos educativos fallidos, que se han realizado hasta la fecha, y utilizando a las criaturas como simples conejitos de Indias. Y por ende, han contribuido a confundir a los jóvenes alumnos, que finalmente terminaron por hacerles perder el poco interés que ya tenían por el estudio.


No voy a contar como se llegó a esta situación porque eso lo he relatado en diversas oportunidades, inclusive en aquel comentario de mis primeras épocas, en Primera Plana de CDE, llamado: “¡¡¡Mamá, me recibí de mediocre e inútil!!!” y en donde pregonaba que la inservible enseñanza media, no preparaba a los jóvenes a subsistir en un mundo tan competitivo como el que vivimos.

Por desgracia, para los jóvenes, no estaba tan equivocado y el tiempo, el más grande juez, me dio la razón. Los casi 1500 postulantes para obtener una de las tan ansiadas “Becas del Bicentenario”, no lograron ni el mínimo necesario como para aprobar los exámenes de Matemática y Lengua Castellana.

Por lo que Itaipú, también bastante sorprendida, por la mala nueva, no le ha quedado otro recurso, que ya estaba contemplado con anterioridad, que darles una nueva oportunidad de rendir las dos materias citadas. Estos exámenes, que no son cosas de otro mundo, contienen solo preguntas básicas, que figuran en todos los programas del Ministerio del Educación.

Este test, es uno de las exigencias de la Itaipú Binacional para obtener una de estas becas. También es necesario un buen promedio de calificación final en la Educación Media y que la situación socioeconómica del solicitante no sea desde ya brillante. Lo que en realidad sucedió es que los responsables de la entidad, entendieron que dado que este tipo de beca tiene una gran cobertura, por lo tanto desean, desde ya, mejores calificaciones.

A ellos, los exámenes que obtengan dos puntos, no les interesa para nada, solo miran a los que habrían obtenido cuatro o cinco. Anteriormente las becas otorgadas ofrecían 1.500 dólares, pero desde este año, el desembolso será de 3.000, de la misma moneda. Es por este motivo que los de la hidroeléctrica, aprietan las tuercas. Cosa que al estudiante paraguayo no le gusta, dado que se ha acostumbrado a la ley del menor esfuerzo.


Otro requisito que se exige, es que las becas solo serán otorgadas a universidades que se encuentren debidamente acreditadas o bien en proceso avanzado de evaluación a cargo de la Agencia Nacional de Evaluación y Acreditación de la Educación Superior (ANEAES). Por lo menos, ha imperado la cordura, por parte de Itaipú, de excluir a todas esas “ñembo” universidades con nombres rimbombantes, pero que no tienen ni una sola pizca de seriedad.

La muy pobre enseñanza se ve reflejada todos los días, en todos los ámbitos y a cada instante. Por ejemplo, en el programa Calle 7, de Telefuturo, en una de las pruebas era necesario pasar la parte física para luego contestar una pregunta sobre cultura general. El 90% de los competidores, contestaron vergonzosa y espantosamente mal a las preguntas formuladas por el conductor.

En determinado momento se pudo observar, a través de la pantalla chica, que este mismo, ante lo absurdo de las respuestas, se sentía demasiado incómodo delante de las cámaras. Solo con leer los ademanes de su cuerpo, daba a entender muy claramente que pedía que se lo tragara la tierra en ese preciso instante.


Entre las contestaciones más insólitas que puedo recordar es que la capital de Italia es la ciudad de Milán; que solo una de las chicas contestó bien una pregunta sobre deportes; que la mayoría de los jóvenes, tras contestar equivocadamente, se encogía de hombros, como no importándole o bien sonriendo nerviosamente hacia la cámara con “cara de yo no fui”.

Es una pena que cosas así ocurran y lo peor del caso, es que estos chicos, de una manera u otra, lleguen a convertirse en ídolos o modelos para que la juventud los imite. Eso sería dramático, pero vamos en camino a ello. En ningún momento del programa se evidencio, o al menos parece ser su temática, castigar tan severamente a los protagonistas, por su ignorancia, como la falta de pericia en sus intrépidos recorridos.

Ese desinterés por el conocimiento no es nuevo para mí, ya que cotidianamente lo puedo observar. Lo veo en los escolares, en los estudiantes universitarios, en los diferentes medios de comunicación, sea este por cualquiera de sus vías, lo noto en los políticos y legisladores y en muchos personajes de nuestro país que tienen el poder de la última palabra.


Pero ¿cómo no va a suceder una cosa así?, si los genes de la educación han sido prácticamente eliminados del genoma paraguayo, tras varias dictaduras seguidas. Ser un estudioso en Paraguay representa a un “letrado” o sea, según la imaginería popular: “un tipo astuto y traicionero que gracias a sus conocimientos, tiene la capacidad para aprovecharse, de mal modo, de la gente más sencilla y humilde”.

Esto, que le ha quedado como grabado a fuego a nuestra gente, es una de las tantas cosas que atenta contra los muy buenos deseos de aprender. También no es menos cierto que, con los bajos presupuestos anuales que recibe el Ministerio de Educación, muy lejos no se puede llegar. Ya que con ese mísero 3%, que viola a la misma Constitución Nacional, es imposible mantener y mejorar la estructura educativa.

Es por eso que en toda nuestra geografía se pueden ver escuelas sin pupitres suficientes, techos a punto de caer, sin baños o agua potable, con maestras que contribuyen a sufragar los gastos del desayuno o la merienda, aún a riesgo de no llegar a fin de mes, al sacrificar sus escuálidos sueldos, para no ver niños desmayados por el hambre. Y conste que aún no he tocado ni una sola línea para referirme a la vergonzosa corrupción en el MEC, pero esa es otra historia, quedando esto para un futuro comentario.

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