Dice Plutarco, que el Emperador Julio
César había sido advertido sobre el peligro que se avecinaba en el Senado y en
especial hacia su persona, en las sesiones que iniciaban en los IDUS DE MARZO. En la antigüedad, éstos días (Idus) eran
considerados de buena suerte, pero a partir de ese Idus de marzo, son
considerados como negativos.
Aparentemente, el diálogo había transcurrido
de la siguiente manera:
“Lo que es más extraordinario aun es que un
invidente le había advertido del grave peligro que le amenazaba en los idus de
marzo, y ese día cuando iba al Senado llamó al invidente y riendo le dijo: “Los
idus de marzo ya han llegado y sigo vivo”; a lo que el invidente contestó
compasivamente: “Sí, pero aún no han acabado”.[1]
Marzo, dedicado a Marte el Dios Romano
de la Guerra que indicaba un periodo de inicio confrontaciones, guerras o
discusiones políticas en el imperio.

Lo que está sucediendo en el Parlamento
Nacional es una vil conspiración para que las formas destruyan el fondo de la cuestión.
Es una pena que sectores llamados “progresistas”
de la izquierda estén manipulando la interpretación de la Constitución Nacional
en favor de ambiciones personales.
Estoy convencido que el país necesita
de la figura de la reelección por un periodo más, pero hacerlo de esta manera
es lo más terrible que han realizado.
La visión que tienen estos “Senadores Violadores/Usurpadores”, es megalómana
y por sobre todo, dictatorial. Lo que hoy rompen, no lo podrán unir nunca más.
“Lo
que une la virtud, no puede separar la muerte” dice un refrán. Pero hoy han asesinado el último
espacio, donde existía un poco de cordura democrática. Cuántos intentos de “disolver
el parlamento” han sido defendidos por la sociedad en las calles.
Han usado, esa gran tradición bien
paraguaya que es el “mbarete” para atropellar a la institucionalidad.
Grandes pensadores y verdaderos “doctores
de la ley” han colaborado en el diseño de una Constitución Nacional, que tiene defectos,
pero deben ser ”enmendados” a través de mecanismos políticos transparentes y
una reforma constitucional donde no le beneficie sólo a unos cuantos.
Es el dolor paraguayo que renace
nuevamente, en cada marzo, cuando se inician las sesiones del congreso y deben
ser analizados el presupuesto del estado
paraguayo, las emisiones de bonos, ascensos de militares y policías y muchos otros
temas que son discutidos en este mes.

Lamentable y triste.
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