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lunes, 24 de abril de 2017

Rápidos, furiosos y bien reales

Por Salvatore Brienza
"Antes de conocerte teníamos una vida"
(Han Seoul-Oh (Sung Kang)


El domingo es uno de esos días donde nos quedamos en la casa a disfrutar de la familia, los amigos y alguna buena película. Así, en el día de ayer, nos pusimos a ver “Rápidos y Furiosos 5”, la saga más aclamada por los amantes de los automóviles “tuneados” y musculosos actores.
Básicamente, la trama de este “capitulo” estaba situada en Rio de Janeiro, Brasil; donde una gigantesca bóveda  se encontraba en la sede de la Policía Federal, que guardaba como evidencia todo el dinero de la delincuencia. Son más de 120 minutos de “tiros, vehículos estrellándose por el pavimento, armas de guerra y todo tipo de violencia” y al final, el robo de millones de dólares.
En la misma noche, la ficción se convirtió en realidad.

Más de 30 delincuentes, aparentemente, miembros del PCC (Primer Comando de la Capital) asaltaron el local de la empresa PROSEGUR en Ciudad del Este.
Eran “criminales armados haciendo trizas el sistema de seguridad policial” de una de las ciudades más importantes del país. Mientras los agentes intentaban llegar hasta el lugar del asalto, francotiradores con miras telescópicas láser apostados en edificios aledaños al local, impedían a balazos que se acerquen tanto las patrullas como algún que otro incauto conductor que no entendía qué estaba sucediendo.
Las sucesivas explosiones, ocho en total, impactaron tanto; que todo el Alto Paraná empezó a sacudir todas las redes sociales, con vídeos, audios y fotos que revelaban el operativo criminal en toda su magnitud.  Todos estos elementos de la comunicación eran reales; sin embargo, no podíamos diferenciarlo de la ficción. Sólo faltaba la fila de “autos rápidos y furiosos  atropellando barreras policiales”.
Ni los mejores guionistas de Hollywood, habrán pensado en una realidad tan cruda. En broma y en serio, me imaginaba a los directores de esta saga, destrozando los guiones de las próximas versiones y pensando en incluir Ciudad del Este y la Triple Frontera como escenario asegurado.
Las fuerzas de seguridad no tenían forma de repeler los ataques, porque eran ellos los repelidos por los delincuentes. Huyeron como quisieron, y ni uno solo fue abatido o capturado en Paraguay. Sin embargo, ya había heridos y un muerto entre las filas policiales, tan sólo al amanecer de esta madrugada de terror. Este hecho denuncia que las fuerzas policiales y de seguridad, y menos aún los de inteligencia, no son eficientes a la hora de “prevenir hechos delictivos”. Los últimos acontecimientos sociales, revelaron que los policías, son funcionales a los políticos que los utilizan contra la ciudadanía, en detrimento del combate a la criminalidad real.

En este lunes negro, la sociedad pudo ver cuán frágil es nuestro sistema de seguridad. Que precaria es la infraestructura policial, que no cuenta con armas, equipos y vehículos preparados para evitar este tipo de delitos.
Las autoridades nacionales deberían de repensar en un nuevo sistema de control e inteligencia policial acorde a una metrópolis que siempre es vista como objetivo en el crimen organizado.

Empecemos a pensar en un futuro diferente, porque evidentemente, antes de conocer lo que son capaces de hacer estos delincuentes, teníamos una vida.

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