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jueves, 6 de julio de 2017

El servilismo como costumbre

Por Tito Benítez

El cumpleaños de Horacio Cartes, actual presidente de la república, da mucho que hablar. Más allá de simples anécdotas, podríamos analizar los diferentes símbolos que encontramos  en la historia paraguaya y que se repiten, constantemente, en estos últimos tiempos.
Por una cuestión de espacio y practicidad, nos limitaremos a un concepto, que es el “servilismo” o el “chupamedismo” como conocemos en el lenguaje popular.
El chupamedias   es aquel que, de modo rastrero, se somete a la autoridad de alguien. Este  “succionador de calcetines” debe rendir pleitesía a un “amo y señor del momento” que ostenta el poder en este tiempo-espacio.
Ahora, la historia del servilismo no es nada nuevo. Si tomamos, tan sólo y como modelo principal, la dictadura stronista, encontramos un “festival de zalamerías” rendidos al presidente de aquel entonces.
Por citar solo algunos, el 3 de noviembre era el cumpleaños del tirano Stroessner y, además, por ese mismo hecho, era feriado nacional y sagrado. Entre los obsequios habían canciones, desfiles, discursos históricos en su nombre e incontables loas.
Esta costumbre, que se supone deberíamos superar se repite hasta hoy. En Ciudad del Este tenemos una especie de himno a un determinado clan y, que quiere dar a entender, que gracias a esta familia, “Ciudad del Este es un Edén”.
Estos signos no son para nada inocentes. Forman parte de una costumbre política donde posicionamos al mandamás de turno no como un servidor de un estado, sino un “ser-a- ser-servido”, que toma y  usa lo público como suyo y lo reparte  a quien quiera.
¿Qué busca ese “ser-servil” que se presenta en el cumpleaños de aquel que ostenta el poder? Simple, busca beneficios egoístas, donde ambas partes creen engañarse: “Yo te hago creer que sos el mesías político y vos me haces creer que siempre estaremos en el poder”.
Ahora,  tengamos en cuenta que el zalamero actúa como tal, mientras el “amo” se encuentre en el poder. Sabemos que cuando pierda una elección,  muchos abandonarán el barco y saltarán como ratas a otros barcos con el objeto de mantener sus privilegios.
En fin, ¿ustedes creen que la fila para saludar a Horacio Cartes son desinteresadas? ¿Pueden creer en los abrazos efusivos, los aplausos, las risotadas a raíz de las comparaciones absurdas que hace Cartes salen de la profunda admiración que puedan tenerle sus séquitos? 
Seamos sinceros, sabemos que esto tiene fecha de vencimiento y no hace otra cosa que dañar, más aún, nuestra sufrida, y poca cultivada, cultura democrática. 
Este personalismo sólo nos recuerda a dictadores que, viendo la carencia de liderazgos reales y  la poca cultura cívica, se aprovechan para mantenerse en el poder. De paso, beneficiando a unos pocos, en detrimento de la mayoría.
Tan perjudicial es que muchos aún quieren hacer ver las obras de gobierno como “dádivas”, fruto de las virtudes del “tendota”, que si no fuera por ellos, continuarían en la miseria, como todo pueblo sufrido y olvidado en el tiempo y en el espacio.
Más dañino es cuando encontramos a quienes ejercen temporalmente el poder en nuestro nombre se sienten dueños de ese espacio olvidando que es un mero inquilino temporal. Y como si fuera poco, sintiéndose incluso con el derecho de violar las leyes, que todos debemos cumplir, menos él y sus seguidores. Por algo lo “zalamean”.
Sería bueno que nos preguntemos ¿Qué hemos hecho para que esto resulte tan “normal” en la práctica diaria de la política? ¿Qué haremos para que esta práctica aberrante sea desterrada de una vez y construyamos un estado para todos, no para algunos?. Caso contrario, en cada cumpleaños Mburuvicha Róga se llenará de este tipo de plagas.

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Fuente: Ultima Hora
Video sobre el Stronismo


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