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jueves, 20 de junio de 2019

El amor está prohibido en nuestra sociedad


Por Salvatore Brienza
La viralización de un video, donde dos estudiantes (mujeres) de secundaria de un Colegio de Hernandarias se declaraban amor y se besaban en la boca, causó revuelo en distintos espacios de opinión. En su mayoría,  estos espacios,  como Facebook y WhatsApp se llenaron de odio y fanatismo, sin medir las consecuencias de sus opiniones.
Algunos proponían la expulsión de las alumnas por tan “indecoroso espectáculo”. Otros, que se intervenga el colegio, porque está lleno de homosexuales (Varones y mujeres) y una cultura de izquierda. Y los más fanáticos, que el problema de la homosexualidad es porque “no creen  en Dios”
Y antes que proponer un castigo, deberían de iniciar un proceso de diálogo. No para modificar la conducta de los estudiantes, sino para hablar sobre la utilización de los espacios propios para demostrarse afecto.
En definitiva, expresar amor entre seres humanos siempre está y estará relegado a la clandestinidad.
“Amaos los unos a los otros” decía el Cristo Jesús y reivindicaba “el perdón” como la mayor virtud que el ser humano debe de aspirar para sí mismo y para los demás.
Sin embargo, ese amor, para la sociedad debe ser “heterosexual, blanco y cristiano”.
Los negros no aman porque son sucios.
Los indios no aman porque son haraganes.

Los musulmanes no aman porque son terroristas.
Los chinos no aman porque comen perros.
Para el común de la gente, las mujeres sólo pueden amar a hombres y los hombres sólo a mujeres.
No está permitido amar a personas del mismo sexo, porque eso es “contranatura”.
Pero fuera de estos y otros muchos argumentos, lógicos, filosóficos o no, que corren por ahí, me pregunto.
¿Quién dijo que no se puede amar a otra persona del mismo sexo?
Jesús amaba a sus discípulos y entre ellos había uno que era conocido como “el discípulo amado”.
En otra situación, otro de los discípulos sintió “celos” porque era Judas quien llevaba la Tesorería del grupo.
O cuando la prostituta, que no es María Magdalena, iba a ser apedreada y fue defendida por Jesús al decir “Quien esté libre de pecado que lance la primera piedra”.
Por si acaso, ¿no es el mayor  signo de amor dar la vida por otro ser humano?
Los que hoy condenan a dos niñas por besarse y demostrarse afecto en público, deberían reflexionar si realmente son justos a juzgar al amor sincero.
Nuestro país está cambiando…, porque no vivimos aislados del mundo. Vivimos en una aldea global.
En este momento, mientras estás leyendo estas líneas, mucha gente está teniendo sexo y disfrutando de su amor, el uno con el otro o la una con la otra. Y muchas personas, varones y mujeres, están teniendo relaciones sexuales, no siendo casados uno con el otro o siendo casados pero disfrutando con sus amantes. O simplemente, están abrazados, mirando a la luna o las estrellas.
Nuestra sociedad está enferma de “prejuicios, tabúes y mucha ignorancia”. Debemos superar eso. Debemos ser más incluyente.Nadie dejaría que su hija o hijo sea infeliz.  Esa es una gran verdad. Pero, y si ese niño o niña, gusta y ama a una persona de su mismo sexo.  ¿Qué harías como padre, madre o tutor/a?
Es una necesidad acuciante que las instituciones educativas empiecen a hablar con la juventud, organizando charlas, conferencias, seminarios que permitan a los jóvenes explorar las ideas y resolver los conflictos con la propia sociedad en la cual está inserta como persona. Y estas charlas, no deben ser dadas por “sacerdotes, monjas o pastores”. Deben ser encaminadas por personas que entiendan sobre comportamiento humano. Que sepan dialogar, más que imponer una forma de pensar. Un concepto “normal” de las cosas.
Recordemos que el concepto de “normal” está basado en la premisa de “por todos acordado y por el cual se rigen”, y esto es un error. Porque si no te “amoldas” a los parámetros sociales de la “normalidad”, que tienen, en muchos casos, sesgos religiosos, políticos e ideológicos, “te invisibilizan” y “el amor” pasa a la clandestinidad.
Grandes hombres y mujeres del país, y la humanidad, desde tiempos antiguos, fueron y son homosexuales. En algunos casos, están casados con mujeres y tienen hijos, sólo para “cumplir” con los parámetros sociales.
Es hora de aprender a creer en el amor, como sentimiento puro. Y si lo hacemos, les recuerdo que aprender a convivir con la diversidad no significa que estás obligado u obligada a tener sexo homosexual.
El hecho de respetar la opción sexual del otro, no se convertirá en una orgia social.
Es hora de pensar y aceptar la diversidad.
Reflexionemos.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Me encanto la claridad definida en el ùltimo parrafo del articulo. Ademas la hipocresia es parte de nuestra cultura; se practica en privado lo que se rechaza en publico.

willians Monzon dijo...

Una maravillosa reflexión

Arantxa Carvallar dijo...

Excelente reflexión. Me apena tanto que nuestra sociedad sea completamente hipócrita y doble moral; que no mida sus acciones. Hablan de la homosexualidad como si fuera algo nuevo siendo que es algo de hace miles de años. De nosotros y nosotras depende hacer que esto deje de ser visto como un tabú.
Es triste porque si se quiere hablar objetivamente del tema en los colegios (cosa que se debería hacer), lo tildan como ideología de género, imposición, etc., pero no es así. ¡Informar no es imponer! Cuanto más se hable y más se sepa del tema, cuanto más se visibilice, habrá menos discriminación.
Sí, gente, en Paraguay HAY personas homosexuales. AND THAT'S OK.
Basta de esparcir odio y empecemos a esparcir amor, fraternidad, compañerismo. Basta de normalizar la discriminación.
#LoveIsLove