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jueves, 24 de noviembre de 2022

Un momento para parar, un momento para aprender

Por Tito Benítez, Psicólogo

Llegan las vacaciones y podemos compartir más tiempo con los niños. Los niños también pueden aprovechar diversas actividades en familia, con los amigos, vecinos o con los primos.

El juego puede ser un medio concreto donde se pueda pasar el tiempo y a la vez aprender. Recordemos que los niños continúan aprendiendo. Podemos promover espacios de estimulación oportuna para que los niños desarrollen habilidades y destrezas mediante actividades lúdicas.

En estas vacaciones podemos proponer actividades cortas donde el niño dibuje por ejemplo una fotografía vista, un cuadro, una película vista en familia u otra imagen que para el niño tenga una significación determinada.

Otra actividad que podemos aprovechar con el niño son los cuentos. Es un espacio oportuno y precioso que desarrolla habilidades comunicativas importantes. Permite el desarrollo del habla, de los gestos verbales, de los no-verbales (gestos, disposición corporal en el espacio, expresión facial, contexto, vocabulario, etc.)

Además reconocen personajes, contextos, situaciones, pueden recrear sus propias historias. Además, es un espacio donde los padres e hijos desarrollan habilidades socio-afectivas.

Así también podemos proponer actividades que impliquen el movimiento de las destrezas motoras. Saltar, bailar, correr, jugar al futbol, al volley, a las cuerdas son sumamente importantes porque permite que el niño continúe desarrollándose y aprendiendo.

Con estos juegos el niño también desarrolla la imaginación, la memoria, el respeto a las reglas de los juegos, así como aprender a perder y a ganar.

Estas vacaciones pueden significar un descanso de la escuela, pero no de continuar aprendiendo. El aprendizaje no necesariamente es sinónimo de sentarse en una silla y hacer lo que se propone en la pizarra.

Paramos un momento, pero no por eso dejaremos de aprovechar esos espacios para que compartamos con los niños y aprendemos de ellos la capacidad de disfrutar del momento.

Felices vacaciones.

 

 

El juego como motor de aprendizaje

Por Tito Benítez, Psicólogo

     El juego es el medio más importante que el adulto tiene para lograr que el niño aprenda. Al niño le encanta jugar, se predispone, disfruta aprender con los juegos.
                De hecho, el juego no solo pertenece a un estadio de la vida. Perdura a lo largo de la vida con diferentes matices. Simplemente observemos cómo hablamos del mundial que se está llevando a cabo en Qatar. De una u otra forma todos estamos pendientes de las partidas, de los resultados, de los jugadores, de las anécdotas. El futbol se volvió nuestro pasatiempo favorito.
                Si a los adultos nos gustan los juegos, con más razón al niño. De hecho,  no solo es su pasatiempo. Es un espacio de aprendizaje donde uno puede aprender a explorar, transformar, codificar, recodificar, desarrollar al máximo su creatividad y su imaginación.
                Así también el juego  permite aprender las reglas, a respetarlas, a perder, a ganar, a compartir, no solo a competir. También ayuda a  hacer amigos, a dialogar, a conocerse a sí mismo, a reconocer sus cualidades, a ponerse límites. Este conjunto de situaciones ayuda a aprender nuevas habilidades y destrezas. El juego es el espacio de estimulación oportuna por excelencia.
                El juego también permite aprender habilidades y destrezas socioculturales, tales como el lenguaje, las tradiciones, los valores, permite recabar datos históricos, comprender los contextos y que estos a la par constituyen elementos que permiten construir la identidad personal y cultural.
                Entre estos juegos insertados en un contexto histórico-culturales se encuentra el lenguaje, uno estimula al máximo el razonamiento lógico aplicando en espacios concretos de su vida real. Aprende nombres, desarrolla ideas, prepara estrategias,  propone soluciones, resuelve situaciones hasta puede mediar conflictos o reconciliarse mediante el juego.
                Es por eso también que el juego es un medio socioafectivo de aprendizaje porque aprende uno aprende a desarrollar habilidades y destrezas como la empatía, la asertividad, a perdonar, a ceder, a crear grupos de amigos.
                Estamos llegando a las vacaciones, los niños no dejarán de aprender porque no van a las escuelas. En casa, con los padres, con los amigos, con los hermanos, con los vecinos puede continuar su proceso de aprendizaje. Y qué más que crear espacios donde los niños jueguen y que jueguen con gusto. No es una pérdida de tiempo, es aprovechar el estadio donde se encuentran.
                Aprovechando el mundial de futbol, estas vacaciones que se acercan, el tiempo libre que disponemos a compartir, a jugar, a reconocer países,  a preparar espacios para dialogar, para conocerse más, a estrechar lazos afectivos entre padres e hijos, amigos, vecinos.