Por Salvatore Brienza
Este día domingo fue diferente. Estuve desconectado del teléfono
y de las redes sociales. Desarmando una casa de madera con unos amigos.
Riéndonos de todo y de todos. Compartiendo un rico tereré, con ganas y sin
ninguna preocupación más que la de hacer bien las cosas. Comimos un suculento
asado de carne, como pago por el trabajo hecho, cumpliendo la frase bíblica, “solo
come quien trabaja”.
Luego de toda la actividad laboral, nos refrescamos con
algunas cervezas. Que malo dirían algunos. Otros lo encontrarían normal. Solo 4 botellas. Bien frías…, entre 4 personas.
Como siempre, nos quedamos al final sólo dos con la última
botella que duró más de una hora y media para consumirla. Estaba bien fría y se
saboreaba cada sorbo.
Pero no es, ni de la carne, ni de la cerveza, el tereré o el
trabajo que les quiero robar el tiempo.
Sino de lo que hablamos después.
Este amigo, quizás porque mi espíritu de hacer preguntas nos
llevó a eso, empezó a comentar como era
su vida antes de venir a la ciudad y buscar mejores horizontes.
En líneas generales, era más dichosa, mas alegre, con menos
preocupaciones. Que había reglas para jugar a la “balita”. Que esas reglas eran
respetadas, porque se hablaban. Que la habilidad de los que juegan no es la de
burlarse de los otros, sino divertirse jugando y birlando cada pieza en el
juego. Que un compañero podía hacer un trompo de madera de Guayabo, con un
pedazo de vidrio y era el mejor haciéndolo.
La vida era compartir con su padre, labrar la tierra con él.
Saber que una lluvia, les permitía estar acostado escuchando el agua caer, pero
luego habría alguna actividad dentro de la propiedad.
Que alimentar a los animales no es una cuestión de
mantenerlos con vida, sino de que el animal esté listo y fuerte para las horas
de trabajo que vendrán. Que cada día era de trabajo y también de descanso. Que
las actividades empiezan antes de amanecer, y terminan “cuando las gallinas,
suben a dormir”.
Que aunque siendo el único hijo varón, no tuvo el privilegio
que muchos tienen, principalmente en las ciudades. Que las responsabilidades en
la casa, caerían sobre él, si faltaba su padre. Así como su padre, asumió la
Jefatura de la Familia, al morir su Padre, o sea, su abuelo. Era la tradición
hecha ley en su familia.
Descubrimos que la propia “abuela paterna” exigía que los
demás hijos respeten a su hermano mayor. Que las consultas se hacían a él, como
si se tratase del propio padre.
Que las leyes venían del padre, a través de la Madre. Que
las hermanas, eran instruidas por la Madre. Que los castigos eran ejemplares.
Que no había misericordia.
En definitiva, era la tradición de la familia paraguaya. Era
la palabra hecha ley. No había nada escrito. Solo el silencio del padre cuando
algo andaba mal. El consejo de la madre cuando se había pasado la raya.
Fueron una hora y treinta minutos de viajar al pasado, para
encontrar que no hace mucho, los paraguayos seguíamos teniendo reglas que
cumplir en las familias. Que había una escala jerárquica de poder, donde la última
palabra era la de los padres.
Es el tiempo que fue y que aún es en
muchos rincones de la patria. Donde la tecnología va haciendo desaparecer ese
mundo real. Donde pensamos que la democracia es decir lo que queremos, cuando en realidad decimos lo que los demas quieren que digamos. Que votamos, pero no elegimos. Que ganamos elecciones como partido, pero perdimos la dignidad como sociedad.
Donde creemos que tenemos amigos fieles, incondicionales y eternos, porque están "Omnipresentes" en el
Facebook, Wathsapp o Instagram. Donde Twitter y Messenger se enseñorean comunicándonos
con el mundo “irreal”.
Es el mundo del nuevo DIOS, de ese dios engañador que te hace creer que "eres poderoso, eterno y por sobre todo, irreal".
Al final el mundo vortual tiene el poder de la "Omnipresencia, Omnisciencia y Omnipotencia".
Y así como NEO debemos seguir al “conejo blanco”. Y todos caemos en el pozo. Sólo así percibiremos el mundo real de la vida falsa y engañosa de "la Matrix".
Es el mundo del nuevo DIOS, de ese dios engañador que te hace creer que "eres poderoso, eterno y por sobre todo, irreal".
Al final el mundo vortual tiene el poder de la "Omnipresencia, Omnisciencia y Omnipotencia".
Y así como NEO debemos seguir al “conejo blanco”. Y todos caemos en el pozo. Sólo así percibiremos el mundo real de la vida falsa y engañosa de "la Matrix".
Hoy todos “vivimos en la
Matrix”.
Quiero dejar esta parte de Wikipedia,
sobre que “la película se destaca por mostrar el concepto clásico de la filosofía sobre si el mundo alrededor
es real o ficticio; en especial desde las ideas del mito de la caverna de
Platón, una alegoría acerca de vivir creyendo que lo irreal y falso es la
verdad. Además de una clara referencia a la filosofía cartesiana en cuanto a la
imposibilidad de distinguir el sueño de la vigilia, siendo la mente en tanto
que consciencia del "yo" lo único que permanece en ambos estados.”
El fondo
de esta historia es que un día cualquiera “decidimos, mi amigo y yo,
desconectarnos de la Matrix y recordar lo que es vivir sin la tecnología”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario