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jueves, 5 de marzo de 2009

EN BUSCA DE UNA FILOSOFIA ORGANIZATIVA

La realidad total en la cual la sociedad paraguaya se encuentra inmersa en los días de hoy, abre el telón a una serie de elementos que denotan sutilmente las grandes falencias que sufre nuestra región y principalmente nuestro país, con respecto a la falta de ideales claros a seguir sobre una relativa ruta de acción idealizada como sociedad.
La ciencia y la historia nos han demostrado contundentemente que la organización es la única vía posible para ensanchar los caminos correctos dentro del accionar de los pueblos. Tal es así que el foco de la cuestión pasa por la filosofía organizativa, pues como sabemos los resultados dependerán de los objetivos, de las metas y de las finalidades propuestas, por los personajes que tienen en su frente, la misión de construir la hoja de ruta a seguir por todos.
Tal objetivo por su misma naturaleza se plantea indiscutiblemente como maleable, parcial en cierto grado y tal vez conllevará una cierta dosis de utopismo, hecho que lo presenta como frágil y delicada; razón por la cual su estructuración de alguna u otra manera deberá ser llevada a cabo por personas, grupos e instituciones que contengan intrínsecamente los factores y valores indispensables para tal trabajo. Es por eso por ejemplo que Platón, trescientos años antes de Cristo, ya hablaba de que las personas destinadas a tal noble tarea, estarían capacitadas luego de toda una vida de preparación en las más distintas ramas del conocimiento, arrancando desde la música, la estética y la matemática, hasta llegar a la retórica, las ciencias políticas e inclusive la astronomía.
En la búsqueda de los medios.
Con relación a tales cuestiones, hoy en día si damos una mirada a nuestro alrededor en términos de formación, producción y finalidad, uno de los pocos medios que tendrían las reales posibilidades de generar, gerenciar tales hechos y concebir soluciones plausibles para las grandes incongruencias que nos azotan como país, no sería precisamente y directamente la Facultad de Economía, ni la Politécnica y mucho menos la de Medicina (esto sin menospreciar su gran importancia), si no; la responsabilidad principal en este tema, sobrecaerá en nuestra Facultad de Filosofía, que por su tendencia humanista, tendrá como labor principal la producción de profesionales que sostendrán sobre sus hombros, la tarea de concatenar las fórmulas certeras capaces de establecer senderos hacia una sociedad relativamente más justa, equilibrada y productiva
De hecho que no será fácil, se requerirá de largos trabajos multidisciplinarios e interdependientes dentro de los diversos estamentos universitarios en general, seguido de procesos de investigación y extensión, pero es indispensable que las personas que supieron explotar y explorar sus potencialidades aptas para tal proceso, participen, cooperen y encabecen la construcción de los planes de acción. Los méritos que esta vez se exigirán serán la de formación, conocimiento, experiencia y creatividad, los méritos políticos de nada sirven en este proceso y eso lo conocemos por experiencia en nuestro país.
Mirando el pasado.
Desde una perspectiva histórica sabemos que el Paraguay siempre tuvo inconvenientes para la gestación de tal equipo, la persecución de intelectuales, algunos de la talla de José Asunción Flores, Augusto Roa Bastos, Luis Alfonso Resk, Ananías Maidana, Joel Filártiga, Epifanio Méndez Fleitas lo vivimos hace algunos años en la era stronistas y sus vestigios de cierta manera aún siguen vigentes como legajos en nuestra cultura, en nuestra conciencia colectiva. Aún se siente, se ve y se vive en grande dosis, el temor y el desprecio hacia la política, la falta de consenso de líderes, la opacidad de la crítica ciudadana, el individualismo reinante, el desinterés hacia lo social, entre otras características clásicas ideadas por dicho régimen.
Hoy en día, con una tal armonía referente a este tema, las oportunidades son únicas, una cierta democracia genera un espectro en la cual se podrá generar una serie de acciones que tome impulso con el recorrer del tiempo y engendren los cambios anhelados por la gran mayoría.
Existe una gran posibilidad de estudiar los errores del pasado y no volver a repetirlas, la de tener las puertas abiertas a todo tipo de informaciones capaces de encaminarnos hacia los mejores resultados, la libertad de investigar los puntos más valederos para las cuestiones más necesarias, la tranquilidad de crear reuniones, equipos de trabajos, planes de acción, entre otros. Ahora bien. La pregunta es… ¿Porqué no lo hacemos?
Es muy probable de que la receta que se nos impone y que nos afectan desde ciertos poderosos motores económicos, políticos y sociales, contenga indicaciones negativas contra tal iniciativa, debido a que la actitud apática nuestra, produce muchos beneficios a ciertos sistemas. Ciertos sistemas que continúan lucrando con nuestra bondadosa tierra, nuestra titánica energía, nuestra mano de obra joven y barata, nuestra excedente de agua pura, nuestro paradisíaco clima, nuestros productos no procesados a bajos costos, nuestra inigualable posición geográfica y lo que menos querrán es ver a un pueblo fortalecido en principios patrióticos, con una visión unida y clara a cerca de lo que debe, lo que tiene y lo que quiere hacer.
Nuevos Paradigmas.
Con todo esto en plana, cabe mencionar que la filosofía organizativa a seguir en los próximo años debe de estar ya en procesos de construcción, edificada desde una perspectiva global de las situaciones hoy predominantes e ineludibles, como la tecnología, la bioética, los fenómenos entrópicos, la física cuántica, la teoría de sistema y del caos, las ciencias epistemológicas, la cibernética, la filosofía de la ciencia, la genética, la política, entre otras, que se englobarán en un proceso retroactivo y autosustentado, basada en una economía del conocimiento y se deberá ir introduciendo en las instituciones de enseñanza gradualmente, dejándolas fluir sobre una dialéctica canalizable.
Estos trabajos bien ejecutados darán resultados fenomenales al breve lapso de su implementación, y su creación solo es posible desde dentro de una universidad dinámica, conciente y abierta, comprometidas exclusivamente con el porvenir de su pueblo y el saber. Un saber sumamente importante en los días de hoy, pues como dice el filósofo paraguayo Juan Andrés Cardozo “solo el saber es la morada de lo auténticamente humano.”

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ni vos sabés lo que decís pelotudo...

Anónimo dijo...

Y vos no entendes un comino lo que lees