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jueves, 3 de abril de 2014

CARTA ABIERTA A MI DECANA



Lic. Silvio Luis Benítez López
Sé muy bien, que muchas versiones e interpretaciones le habrán llegado a través de los que, con el afán de ser los primeros en “informarle” sobre mi escrito, han corrido presurosos a relatarle sus versiones de los hechos.
Es por ello, que decido escribirle directamente a través de este espacio que nos ayudó a construir el disenso y los cambios necesarios durante el periodo en que me tocó ser miembro del estamento estudiantil.
Desde un primer momento, tuve la certeza de que usted nunca tuvo, ni tiene malas intenciones para con las acciones a ser tomadas dentro de nuestra facultad.
Para mi, que soy hijo de una Docente que vive la profesión como una vocación y un servicio entiendo que muchas veces, creyendo hacer el bien comete errores.
Mas bien creo, que quienes la hacen cometer errores, son personas que “manipulan la información” para quitar beneficios particulares y por sobre todo, mantenerse en ese efímero poder que les otorga el cargo al que usted las y les asignó.
Dice el gran Marco Tulio Cicerón que “son siempre más sinceras las cosas que decimos cuando el ánimo se siente airado que cuando está tranquilo” y es por ello que, decidí escribir el artículo “Matar al Mensajero”.
Usted sabe que fui un alumno dedicado en las cuestiones académicas, y me involucré en los espacios estudiantiles, deportivos y políticos de la facultad.
Usted sabe, que no busqué el beneficio particular a través de los cargos electivos que ocupé en la facultad, como ser Presidente del Consejo de Delegados o Representante Estudiantil, y que los asumí con responsabilidad colaborando en todo con el Decanato, incluso cuando por motivos laborales no podía estar presente.
Usted sabe, que no fui de los alumnos, de los cuales, se deba tener vergüenza de representar a la facultad en cualquier espacio, sea dentro o fuera de la misma.
Debe reconocer que en todo este tiempo, busqué primero destacarme como alumno, luego como líder de mi curso, como uno de los dirigentes estudiantiles activos y ahora en una nueva faceta, intento hacer lo mejor de mí, como Docente.
Es por ello, que siento, como dice Cicerón, que mi “animo se siente airado” por todo lo que está sucediendo en la Facultad.
Y siento, que aunque haya “buena voluntad” de parte de todos los que le rodeamos, pero no conseguimos convencerla, es usted la que deberá tomar las medidas correspondientes para que las mismas se hagan de la manera correcta.
No podemos perder una oportunidad como la que nos están ofreciendo. Necesitamos tomar una decisión y esperamos que sea la correcta. Me sentiré profundamente decepcionado si no tenemos una o un candidato a Vice-Rector o Rectora.
Debemos generar la discusión, pero al mismo tiempo, debemos de aprender a escucharnos, tolerarnos y por sobre todo, evitar a los que “hacen ruido” para que no nos sentemos a hablar del tema.
Mi deseo, en todos estos años como estudiante, era que usted sea “nuestra Decana” y el apoyo que le brindamos ha sido “fiel y leal, sin subterfugios secretos”.
Las diferencias, las solucionamos en casa, y las que no pudimos, las elevamos a los que nos ayudaron a “separar la paja del trigo” y de este hecho usted lo sabe mejor que nadie.
Cuando estuvimos disconformes, le hicimos llegar el mensaje, usted lo analizó y se actuó en consecuencia.
Nunca olvido, una de aquellas noches bajo el TATAJYVA, y me pidieron que diga algunas palabras. En esa oportunidad dije: “Hoy estamos a su lado, y no dude, que si no va bien su administración, podríamos estar frente a frente” y hemos sido consecuentes con esta idea siempre.
Las cosas buenas, las elogiamos; las malas, las decimos y las cuestionamos. Esta no es la primera, ni será la última vez que me manifieste políticamente sobre algún aspecto de la facultad, aunque me digan que mis escritos pueden traerme consecuencias, porque no las temo.
Una de las cosas que aprendí, y que me han enseñado en las aulas de esta facultad, es que “el periodista debe buscar la verdad y decirla” y estoy obrando en consecuencia. Si me quedo callado, me perjudico a mí mismo, a usted y a toda la facultad.
Para cerrar esta carta, y que sepa que ambos buscamos el mayor beneficio para la Facultad de Filosofía le dejo esta frase de Cicerón: “La confidencia corrompe la amistad; el mucho contacto la consume; el respeto la conserva.”
Con el mayor respeto.                                                     

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