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viernes, 18 de marzo de 2016

Cuando la forma afecta al fondo

Por Salvatore Brienza

Luego de mucho pensar y analizar que título ponerle a este comentario, me quedé con éste que encabeza estas líneas. (Aquí el título, genera el comentario)
La razón del título, es lo sucedido a una compañera que pierde una cátedra, y seguramente hay muchos otros casos parecidos, durante el llamado a concurso (que analizaremos más adelante) realizado por la  Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional del Este, y me dejó reflexionando en que “cuando la Forma afecta al Fondo” es cuando tendemos a descontextualizar todo.
La compañera en cuestión, a quien no menciono por un motivo razonable –que la sigan persiguiendo por emitir su opinión y sentar una posición política en la crisis de la UNE- pierde una cátedra por “errores de forma” y los evaluadores olvidan que, en algunos casos, el “fondo es más importante que la forma”.
Primeramente, hagamos una conceptualización.
Forma y fondo son dos conceptos que siempre van ligados en todo lo que hacemos…,  Normalmente forma y fondo van juntos: hacemos un gesto y expresamos una frase porque tenemos una intención de gusto o agrado por el otro. Pero también puede suceder que saludemos a una persona a la que no hubiéramos querido saludar y entonces aunque formalmente le decimos buenos días o mucho gusto, en el fondo no quisiéramos haberle dicho eso mismo, sino algo bien diferente. Y en ese caso, una cosa es la forma y otra es el fondo.[1]
Ahora bien, aquí usaremos “forma” como unos requisitos a ser cumplidos y “fondo” como los acciones a ser realizadas por aquellos que cumplen las formas.
“El Fondo incluye todo aquello que queremos decir: ideas, conceptos, sentimientos, percepciones, información y argumentos.
La Forma se construye con palabras organizadas de una manera particular para expresar el tema o Fondo, con una estructura determinada, que puede ser literaria, académica, poética, periodística o cualquier otra.
Desde luego, el Fondo y la Forma son inseparables (como las dos caras de una moneda), y deben responder a la intencionalidad que tiene el autor, es decir que debe ser adecuado al destinatario (un desconocido,amigo, autoridad o cualquier otro), y estar acordes al propósito para el cual se escribe (informar, solicitar, reclamar…)
Por ejemplo, si hablamos de la amistad éste sería el tema central o Fondo, y para expresarlo podríamos seleccionar distintas formas como una novela, un ensayo, una poesía o una carta.[2]
Cuando, en nuestras críticas y denuncias al “mal uso del dinero público, la corrupción, el nepotismo y otros delitos de acción penal pública son cometidos” es la “forma” la que debe prevalecer sobre el “fondo”. La “forma” viene a ser todo lo relacionado a la institución que debe cumplir con las reglas administrativas ante la posibilidad, aunque esto no interesó mucho en otros tiempos, de los Controles de Auditoria.
Pero cuando es la “educación de calidad, una formación científica y modelos pedagógicos más inclusivos” es el “fondo” lo más importante. Entiéndase aquí el concepto de “Fondo” como objetivo de la institución de enseñanza.
Esto viene a colación de que, tantas denuncias hechas en “forma” por los estudiantes, los medios de comunicación y otros, han quedado en el “oparei” de la Contraloría y la inacción de la Fiscalía, que nunca se pusieron a estudiar “a fondo”.
Es decir, nuestras autoridades “facultativas”, saben que “pueden violar la forma, cuando necesitan poseer el fondo”. Interpreten el “fondo”, en este caso, como “recurso económico” para enriquecerse.
Otro ejemplo, de la mala utilización del concepto de “Forma y Fondo” puede ser la de nombrar a un profesor o profesora, que aunque no cumpla la “forma” puede ser integrado el cuerpo docente, en perjuicio del “fondo”, porque en el futuro puede servir como “voto útil” en las elecciones a decana/o a realizarse en el 2018.
Recuerdo, hace un buen tiempo, que un Profesor me explicaba que un error de “forma” -entre otras cosas- permitió que el sumario hecho al Ex - Decano de Filosofía fue el motivo del resultado de la Corte Suprema. Por este mismo hecho del error en la “forma”, nunca se tocó el “fondo” de la cuestión.
¿Para que tanto juego de palabras?
Al final, la “forma” no es el “fondo” del problema de la educación universitaria. El problema es que aquellos que le dan importancia a la “forma”, nos están haciendo tocar “fondo”, sin que aquellos que pensamos en el “fondo” nos dejen modificar la “forma” que ellos manejan a su antojo.

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