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viernes, 23 de septiembre de 2016

¡¡¡QUE CAGADA!!!!


Por Salvatore Brienza

“Ahata a ñe’e Karai Juez ndive” (Iré a hablar con el Juez), es una expresión popular para indicar que iremos al baño para hacer nuestras necesidades fisiólogicas.
Lo ocurrido entre el Juez Amilcar Marecos y el ciudadano Paraguayo Cubas, donde éste último tomó el cinto, y literalmente “lo cintareó” frente a todos, para luego tirarle con agua y finalmente, quitarse la ropa y defecar en las oficinas del magistrado es la clara demostración de que el mismo ha perdido el respeto a las autoridades haciendo honor a la frase “cuando las autoridades pierden la vergüenza, el pueblo le pierde el respeto”.
Paraguayo Cubas saliendo del Tribunal
Por otro lado, el mensaje a la sociedad de que “no debemos tener miedo a cagar donde todos los días, jueces, fiscales y funcionarios públicos se pasan cagándole a la sociedad en general”, total, ya la Justicia y el Ministerio Público son una mierda.
En estos momentos diferenciar la forma del fondo es todo un problema. Sin embargo, muchas personas encuentran claro el mensaje enviado por Paraguayo Cubas “no se les debe tener miedo y debemos empezar a castigar a los corruptos” y a aquellos que no representan a la Justicia.
Si bien la acción de Paraguayo Cubas, puede considerarse como "anormal" y que raya la “locura”, es también una forma de mostrar a la sociedad que las leyes están hechas para las clases dominantes y que los que luchan por un Paraguay distinto, siempre terminan siendo “garroteados y encarcelados”, en otras palabras, “cagados por las autoridades”.
Cuando tenemos enemigos de quienes deseamos tomar venganza, decimos “a este tipo le voy a cagar” o si ya esta concretada la venganza decimos "le cagué".
Por tanto, lo hecho por Paraguayo Cubas es la clara demostración de que en el subconsciente colectivo, la mierda está instalada como recurso de justicia y de toma de decisiones para el ejercicio del poder de uno sobre el otro.
George W. Bush protegiéndose del zapato lanzado
por un periodista iraqui.
Cada cultura tiene su forma de protestar contra las arbitrariedades del poder político o judicial. En el mundo árabe, quitarse el zapato y tirarle a una persona es un acto de absoluta ofensa,
Esto ocurrió cuando el periodista iraquí Muntadar al-Zeidi insultó al presidente estadounidense George W. Bush quitándose, uno a la vez, sus zapatos y se los arrojó a la cara, en plena conferencia de prensa gritándole “perro”.
En la biblia, en el libro de los Hechos de los Apóstoles, versículo 13:51, Pablo y Bernabé "se sacudieron el polvo de sus pies contra ellos [es decir, contra los judíos de Antioquía]" lo que representa también un acto de desafío y un gesto político.
Hace un tiempo atrás, en el 2013, sectores indignados de la sociedad decidieron arrojar papel higiénico contra el Congreso: “Como diciendo que simbólicamente queremos limpiar ‘la mierda’ que hay en ese lugar. La idea es hacer en un mes otra similar al Poder Judicial, y luego otra al poder Ejecutivo”. (Paradójicamente, como lo pensaba hacer Paraguayo Cubas).
En una protesta similar durante nuestro egreso en la Facultad de Filosofía, en el 2013, el compañero Rodrigo Vega (Puchy) mostró un rollo de papel higiénico, cuya valentía nos sorprendió a todos. En entrevista al Diario Vanguardia expresó: “Me siento indignado que sigan utilizando los bienes públicos a su antojo, que sigan nombrando a gente que ni trabaja, que sigamos manteniendo a estos parásitos. Estoy cansado de escucharlos por las radios, no saben ni expresar una idea y me siento aún más indignado al saber que fueron elegidos por nosotros”.
Paraguayo Cubas en Tribunales.
Finalmente, la Constitución Nacional habla de una autorización a los ciudadanos a resistir…, por todos los medios a su alcance” y quizás para el ciudadano Paraguayo Cubas, defecar en el despacho del Juez tenga un mensaje mucho más profundo que tan sólo cumplir con sus necesidades fisiológicas.
Se autoriza a los ciudadanos a resistir a dichos usurpadores, por todos los medios a su alcance. En la hipótesis de que una persona o grupo de personas, invocando cualquier principio o representación contraria a esta Constitución, detenten el poder público, sus actos se declaran nulos y sin ningún valor, no vinculantes y, por lo mismo, el pueblo en ejercicio de su derecho de resistencia a la opresión, queda dispensado de su cumplimiento...” (Las negritas son mías) (Art. 138.- DE LA VALIDEZ DEL ORDEN JURÍDICO. Constitución Nacional de la República del Paraguay)
El sociólogo José Manuel Silvero, en un libro “Suciedad, cuerpo y civilización”  recomendado para todos los que sienten cierto “asquito” por lo que hizo Paraguayo Cubas dice citando al historiador y músico argentino Gabo Ferro que:
“Resultará degenerado todo aquel individuo cuyas anomalías físicas o morales atenten no solamente contra la especie o la raza, sino también contra los elementos propios del proyecto de la élite.”
La relación que tienen los conceptos como “limpieza, pulcritud, obediencia y orden” y una raza, o cultura en este caso, “civilizada, limpia y pura” es nada más que categoría a para estigmatizar al otro.
Para muchos de nosotros, cuando va al “baño a descargar su opinión contra el gobierno o las autoridades” casi siempre lo hace entre cuatro paredes o a escondidas de los demás. Pero esto no siempre fue así. El propio Silvero refiere a que antes del Siglo XIX, la defecación era un acto social compartido.
Dice Silvero en su libro que:
Una silla Chaise-Percé
“…, en el siglo XIX la defecación se convirtió en una actividad privada, al contrario que un siglo antes, cuando era habitual charlar con amigos mientras uno se sentaba en una chaise-percé bajo la cual había un orinal. En el aseo, que ahora contenía un baño, un lavabo y un retrete, uno se sentaba tranquilamente, pensando, quizás leyendo o bebiendo algo, sin ser molestado. Este mismo retiro era posible en sillones en otros lugares más públicos de la casa, sillones en los que una persona exhausta después del trabajo tenía derecho a no ser molestada.” (Chaise-percé: Es una combinación de silla cómoda y orinal)
Como vemos, nuestra concepción de estigmatizar el “cagar en público” no dista mucho de convenciones muy cercanas en nuestra historia. Lo recurrente en estos casos es siempre considerar “anormal” que una persona “se cague en público” para demostrar su indignación contra un sistema corrupto y alineado a los políticos y sectores económicos que de por sí tienen sometido a la Justicia.
Indigna más lo que hizo Paraguayo Cubas en un tribunal, que todos los actos de corrupción municipal, las propiedades de la ciudad vendidas a diestra y siniestra, puestos vendidos y revendidos en las veredas del microcentro, el no pago de salarios a proveedores y funcionarios de la municipalidad y miles de denuncias hechas y que, sistemáticamente, fueron omitidas tanto por la Contraloría como por la Fiscalía.
“Cuando lo anormal se vuelve normal” es cuando terminamos creyendo que un “político corrupto” es más digno que un “puerco manifestante”.
No debemos olvidar que los autoritarios siempre tratan de categorizar a los que protestan como anormales o locos.
En un pie de página, Silvero, citando la disertación hecha por Laura Mercedes Sosa, en la Universidad de la Plata dice que:
“Lo ‘normal’ o ‘anormal’ se ha ligado con ‘cosa buena’ o ‘cosa mala’, ‘salud’ o ‘enfermedad’, ‘deseable’ o ‘indeseable’, conceptos encarnados en una necesidad de clasificar lo que hace y piensa la mayoría, no directamente en relación con la ética o la moral. Herencia del positivismo, donde la medición y cuantificación establecían los parámetros de la ‘normalidad’. La física, la química, la matemática, son tomadas como modelos de referencia, trasladando este modelo a las ciencias sociales, disfrazando la diversidad de situaciones epistemológicas mediante trucos terminológicos, es decir hablando continuamente de medición, experimento, escala, intentando hacer de la conducta o de la actitud algo medible”.
Dejemos “que  Paraguayo Cubas se cague sobre los jueces”, total toda la sociedad esteña que mira estupefacta por lo que hizo, está “más cagada que palo de gallinero” y no hace nada para sacudir a “los que los cagan”.
Para cerrar, les dejo esta reflexión de Silvero que dice:
Protestas a favor del aborto.
“Los conceptos de “normal” y “anormal” son constructos instituidos a través del tiempo por concepciones filosóficas no necesariamente dignificantes. De ahí que constituyen un par antagónico que ha tenido repercusiones en la construcción y reconstrucción del cuerpo. A lo largo de la historia de la educación paraguaya, temas como la pobreza, la explotación, la problemática de la distribución injusta de la tierra, la migración, el criadazgo, la sub-alimentación y otros imponderables que hacen al fondo de la historia misma de los cuerpos, de ningún modo fueron considerados aspectos fundamentales a la hora de esbozar políticas educativas duraderas, significativas y liberadoras. Ahí donde la justicia es administrada de manera negligente y desigual, los cuerpos deben pagar las consecuencias de algún modo….,”
“Es mucho más fácil estigmatizar y así controlar los cuerpos que cambiar el estado de injusticia y otorgar dignidad en igualdad de condiciones. Si la mácula se gestiona desde un lenguaje de relaciones donde el punto central es el hecho de desacreditar al “otro”, de esa manera se logra un dominio sobre su cuerpo.”
Al final “estamos todos cagados de miedo”.

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