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miércoles, 26 de julio de 2017

Todos somos campesinos

Por Diego Lenguaza

Pude escuchar y ver opiniones respecto a la manifestación de los compatriotas campesinos en los medios de comunicación y comentarios en general por las calles, algunos a favor y otros en contra.
En las próximas líneas no me centraré en la movilización campesina, ni nada por el estilo. Quisiera profundizar y hacer un pequeño análisis sobre el concepto que tiene el paraguayo que reside en las ciudades sobre el campesino.
Primeramente, definiremos campesino y el diccionario lo define “como alguien que vive y trabaja de forma habitual en el campo”. ; En Paraguay, en donde más del 40% de la población vive en zonas rurales según el informe de la FAO del año 2013, el concepto en sí es un poco diferente. Para un buen porcentaje de los habitantes de la ciudad, existen dos tipos de campesinos, según la zona en la que vive.
Foto: ABC Color
En este caso hago referencia específica a la zona capitalina del país (Asunción) y a la capital del departamento del Alto Paraná (Ciudad del Este).  En ambas ciudades pude residir un buen tiempo, por tanto, puedo opinar sobre el concepto que tiene buena parte de la población de los mencionados lugares sobre el campesino. Mientras que para, una mayoría de los  asuncenos el campesino es toda persona que vive pasando calle última; para el esteño, el campesino es todo aquel que no vive en las capitales departamentales del país. Todos son campesinos y, como siempre, es oportuno aclarar que estas expresiones son desde mi experiencia.
Las observaciones anteriormente mencionadas van siempre acompañadas de expresiones nada agradables, tales como: “campesino py ky’a”, “campesino burro”, ”campesino mboriahu”, por citar algunas. El menoscabo al campesino es evidente en muchos casos. Surge el siguiente cuestionamiento: ¿Somos los citadinos mejores que los otros por no vivir en el campo?. Es obvio que no lo somos, no pertenecemos a ninguna casta de la familia real, ni tenemos sangre azul. Es más, a excepción de algunos  descendientes de inmigrantes europeos, el resto, poco y nada tenemos de que jactarnos.

Mientras no hayas nacido en un país de primer nivel de Europa u otro lugar “fashion” (donde también existen campesinos) y consumas mandioca, mi estimado citadino, igual que yo y la mayoría, somos todos campesinos.

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