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viernes, 12 de enero de 2018

OTRA MARCA EN LA AGENDA

Por Salvatore Brienza
En este momento de dolor, todo el pueblo paraguayo busca al culpable.
Algunos lo encuentran en el gobierno de Horacio Cartes, otros en el de Fernando Lugo y aquellos otros al Ejército Paraguayo y la FTC.
Lo cierto es que nadie desea la muerte de otro ser humano. Toda la sociedad tiene la necesidad de expresar su dolor, rabia e impotencia ante esta situación.
La muerte del ciudadano Abraham Fehr, hace que duela el país. Así como duelen las persecuciones a campesinos, indígenas y gente humilde que, no sabiendo cómo defenderse, se resiste con las pocas armas que tienen.
La sociedad en general no piensa de manera uniforme. Siempre hay alguien pensando diferente y eso hace que podamos convivir y progresar.
En diferentes grupos y redes sociales, se escucha el reclamo a la labor de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC).
Debemos de recordar que luego de la llegada al poder del Presidente Horacio Cartes, se ha dado a las FTC mayor recurso en términos económicos y de equipamientos del que venía teniendo hasta el momento.
Está presupuestada para el 2018 la suma de casi 80 mil millones de guaraníes, que viene a ser unos 14 millones de dólares.

Todo aquel que conoce, mínimamente, el accionar de los grupos guerrilleros, sean estos las FARC, el ELN u otros, sabe que no combaten de la manera tradicional. El sentido de la guerra de guerrilla es dar “golpes estratégicos, psicológicos, políticos y por sobre todo, establecer el terror” en primer lugar a la sociedad, que termina siendo su cómplice por miedo; en segundo a las fuerzas del estado, que no pueden enfrentarlas como lo haría un ejército regular y en tercer lugar, a la opinión pública que termina odiando a ambos, porque no encuentra garantías de seguridad. De esta manera logran socavar el espíritu de la sociedad en su conjunto que ya no confía en sus instituciones.
Cuando vemos la vulnerabilidad a la que es sometida la sociedad por grupos criminales (Recordemos la toma de Ciudad del Este por el Primer Comando Capital) afloran los recuerdos de “lideres mesiánicos” y el conjunto social exige mano dura a las autoridades en contra de los delincuentes, exigiendo la muerte de los mismos.
De la misma manera, debemos de entender que los militares  y policías, que cumplen servicio en la FTC también son padres e hijos de familias paraguayas que también están arriesgando sus vidas para combatir este flagelo.
Lo que no me explico, es como nadie, ni siquiera el Comando de Estado Mayor ha evaluado y propuesto un Plan de Combate al EPP, sin que tengan que terminar siendo denunciados por violación a los Derechos Humanos.
Es bien sabido que la zona de influencia del EPP, es una de las más pobres del país en términos sociales y a la vez, la de mayor cantidad de riqueza en bosques y recursos naturales, lo que hace apetecible la ocupación de dicha zona por inversores extranjeros, quienes también son foco de los ataques del EPP.
No podemos dejar de mencionar que en la zona de San Pedro y Concepción es el lugar donde años atrás, se realizaron operativos conjuntos de entrenamiento de Fuerzas militares extranjeras y el Ejercito Paraguayo.
En conclusión, el flagelo del EPP, no se combate con un ejército regular. Hay toda una estrategia que deben de llevar adelante los de las FTC para combatir y parte, principalmente, de  un amplio trabajo de inteligencia.
Este trabajo debe de ser lo suficientemente efectivo, como para evitar las violaciones de derechos humanos y la violencia a sectores de escasos recursos.
Esperemos que este momento que pasa la República, a meses de las Elecciones Generales Presidenciales, no sea la constante en términos de violencia.
Alguna solución debe de haber. Lo importante es no perder las esperanzas.


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