Por Salvatore Brienza
En este momento de dolor, todo el pueblo paraguayo busca al culpable.
En este momento de dolor, todo el pueblo paraguayo busca al culpable.
Algunos lo
encuentran en el gobierno de Horacio Cartes, otros en el de Fernando Lugo y
aquellos otros al Ejército Paraguayo y la FTC.
Lo cierto es
que nadie desea la muerte de otro ser humano. Toda la sociedad tiene la
necesidad de expresar su dolor, rabia e impotencia ante esta situación.
La muerte del ciudadano Abraham Fehr, hace que duela el país. Así como duelen las persecuciones a campesinos, indígenas y gente humilde que, no sabiendo cómo defenderse, se resiste con las pocas armas que tienen.
La muerte del ciudadano Abraham Fehr, hace que duela el país. Así como duelen las persecuciones a campesinos, indígenas y gente humilde que, no sabiendo cómo defenderse, se resiste con las pocas armas que tienen.
La sociedad
en general no piensa de manera uniforme. Siempre hay alguien pensando diferente
y eso hace que podamos convivir y progresar.
En
diferentes grupos y redes sociales, se escucha el reclamo a la labor de la Fuerza
de Tarea Conjunta (FTC).
Debemos de recordar que luego de la llegada al poder del Presidente Horacio Cartes, se ha dado a las FTC mayor recurso en términos económicos y de equipamientos del que venía teniendo hasta el momento.
Debemos de recordar que luego de la llegada al poder del Presidente Horacio Cartes, se ha dado a las FTC mayor recurso en términos económicos y de equipamientos del que venía teniendo hasta el momento.
Está presupuestada
para el 2018 la suma de casi 80 mil millones de guaraníes, que viene a ser unos
14 millones de dólares.
Todo aquel
que conoce, mínimamente, el accionar de los grupos guerrilleros, sean estos las
FARC, el ELN u otros, sabe que no combaten de la manera tradicional. El sentido
de la guerra de guerrilla es dar “golpes estratégicos, psicológicos, políticos
y por sobre todo, establecer el terror” en primer lugar a la sociedad, que
termina siendo su cómplice por miedo; en segundo a las fuerzas del estado, que
no pueden enfrentarlas como lo haría un ejército regular y en tercer lugar, a
la opinión pública que termina odiando a ambos, porque no encuentra garantías de
seguridad. De esta manera logran socavar el espíritu de la sociedad en su
conjunto que ya no confía en sus instituciones.
Cuando vemos
la vulnerabilidad a la que es sometida la sociedad por grupos criminales
(Recordemos la toma de Ciudad del Este por el Primer Comando Capital) afloran
los recuerdos de “lideres mesiánicos” y el conjunto social exige mano dura a
las autoridades en contra de los delincuentes, exigiendo la muerte de los
mismos.
De la misma
manera, debemos de entender que los militares
y policías, que cumplen servicio en la FTC también son padres e hijos de
familias paraguayas que también están arriesgando sus vidas para combatir este
flagelo.
Lo que no me
explico, es como nadie, ni siquiera el Comando de Estado Mayor ha evaluado y
propuesto un Plan de Combate al EPP, sin que tengan que terminar siendo
denunciados por violación a los Derechos Humanos.
Es bien sabido que la zona de influencia del EPP, es una de las más pobres del país
en términos sociales y a la vez, la de mayor cantidad de riqueza en bosques y
recursos naturales, lo que hace apetecible la ocupación de dicha zona por
inversores extranjeros, quienes también son foco de los ataques del EPP.
No podemos
dejar de mencionar que en la zona de San Pedro y Concepción es el lugar donde
años atrás, se realizaron operativos conjuntos de entrenamiento de Fuerzas
militares extranjeras y el Ejercito Paraguayo.
En conclusión,
el flagelo del EPP, no se combate con un ejército regular. Hay toda una
estrategia que deben de llevar adelante los de las FTC para combatir y parte,
principalmente, de un amplio trabajo de
inteligencia.
Este trabajo debe de ser lo suficientemente efectivo, como para evitar las violaciones de derechos humanos y la violencia a sectores de escasos recursos.
Este trabajo debe de ser lo suficientemente efectivo, como para evitar las violaciones de derechos humanos y la violencia a sectores de escasos recursos.
Esperemos
que este momento que pasa la República, a meses de las Elecciones Generales
Presidenciales, no sea la constante en términos de violencia.
Alguna solución
debe de haber. Lo importante es no perder las esperanzas.
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