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miércoles, 25 de septiembre de 2019

El más frágil del ecosistema

Por Salvatore Brienza
La naturaleza no necesita del ser humano.
Lo que hoy ocurre a nivel global en el tema medioambiental es algo que se viene reclamando hace un buen tiempo y desde distintos foros.
La Cumbre para la Acción Climática 2019 en la sede de Naciones Unidas con un vehemente discurso de la joven activista Greta Thunberg ha causado todo tipo de controversias. Desde los que apoyan las acciones ambientales en favor del planeta y las otras que minimizan los incendios en el Amazonas, diciendo que siempre hubo y que es apenas un 10% del tamaño que fue denunciado por la prensa internacional.
Otros, minimizan el discurso de Greta, argumentando que ella es Sueca y trabaja para el lobby ambientalista y de la cultura verde.
Vamos por parte. El deshielo, los incendios y el aumento de la temperatura a nivel global es una realidad que es estudiada por científicos de todo el mundo.
En el Alto Paraná, una zona agrícola en toda su extensión, viene siendo afectada por el cambio climático. Los estudios realizados por científicos paraguayos han demostrado que la temperatura promedio anual en el Paraguay ha aumentado significativamente.
Hubo invierno en Paraguay este año? Cuántos días?Es el fenómeno del niño o de la niña?
Greta Thunberg, dijo que evitar que la temperatura del planeta aumente por encima de 1,5 ºC, no es lo suficientemente ambiciosa. Y remarcó que no es aceptable para los niños y jóvenes de hoy las medidas que se utilizan para mitigar el efecto invernadero, porque los que van a tener que vivir con estas consecuencias son los del futuro.
A los que moriremos en los próximos 10 o 20 años, quizás no deba preocuparnos tanto, pero nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos son los que sufrirán la falta de agua potable, el calor extremo y la escasez de alimentos por falta de tierras fértiles.
Cuando discutimos temas ambientales, siempre pienso en los que arrojan su basura por la ventana de sus autos o tiran bolsas de basura a los raudales causados por las lluvias. Y los peores son aquellos que en la oscuridad de la noche, llevan su basura en sus lujosas camionetas para depositarlas al costado de la Avenida Perú o la Supercarreta Itaipú.
También me recuerda a esa cantidad de basura que sube a la ciudad cuando empieza a aumentar la altura de los ríos durante las periódicas crecidas.
Es la naturaleza que nos devuelve nuestras basuras.
Según cálculos científicos, si el hombre desapareciera de la faz de la tierra, solo pasarían 200 años para que ella recupere todos los espacios que los humanos le rogamos a la naturaleza.
Y en mil años, todo lo que se encontrara de vestigios humanos serían piezas arqueológicas. Probablemente, la Gran Pirámide de Keops, la Gran Muralla China, el Partenón Griego, serían las últimas en caer. Si caen.
Pero lo cierto y lo concreto es que la naturaleza recuperaría su esplendor y probablemente el espíritu de Dios vagaría libre por el mundo.
Nuevas especies aparecerían y algunas que estaban en peligro de extinción, volverían a su estado normal.
El hombre no es el que domina la naturaleza. El hombre usa la naturaleza bajo un pretexto egoísta, el económico. Nuestro ecosistema es tan frágil y débil como la llama de una vela.
No debemos matar al mensajero, Greta y los ambientalistas, así como los indígenas, los animales que van desapareciendo son la clara señal de que la humanidad va camino a su propia extinción. El propio Papa Francisco ha llamado a las potencias mundiales a enfocar sus esfuerzos en minimizar el impacto de las grandes industrias. Ésta es la realidad. Somos el eslabón más débil en la cadena.
Rezar no vale la pena. Hagamos algo para no dejar la estufa encendida con nuestros hijos y nietos adentro.
Dejemos un mundo mejor al que encontramos, cuidemos de la naturaleza y ella cuidara de nosotros.

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