
Foto: Mark Richards
Jorge Fuentelsaz
Bengasi (Libia), 25 oct (EFE).- Tiene
catorce años, la manos filamentosas y la mirada estrábica, su nombre es
Malek Mohamed y el pasado febrero, tras el estallido de la rebelión
popular en Libia, no tomó las armas como muchos de sus compatriotas,
sino que hizo lo que siempre había querido, ser periodista.
"Siempre
me ha gustado el periodismo y con la revolución me decidí a empezar",
dice Malek, quien explica tras asistir a una rueda de prensa del
presidente del Consejo Nacional de Transición libio, Mustafa
Abdulyalil, que primero trabajó en el periódico Al Rai y en otros medios
hasta que decidió fundar, el pasado junio, una agencia de información,
la primera de la Libia rebelde
La Agencia Brega de noticias
(Wikalat Brega al Ajbariya), de la que es fundador y director, cuenta
con 21 trabajadores, todos ellos voluntarios.
"Veinte en Bengasi y
uno en Gaza, en Palestina", asegura Malek que, delante de su ordenador,
habla de sus proyectos de ampliación y de establecer delegaciones
nacionales e internacionales, en Trípoli y Arabia Saudí.
La
agencia abierta en la red social de Facebook desde hace cuatro meses,
tiene 2.770 seguidores, y en su perfil se asegura que es "independiente"
y que pertenece a "toda Libia" y no a una ciudad o región del país, en
referencia a las rivalidades locales que han aflorado durante y tras la
sublevación.
Su número de acreditación es el 2.571 y lo ha
obtenido en el centro de prensa del CNT, donde no ponen ninguna pega por
su edad y confirman que en Liba es, al menos, el periodista más joven
acreditado.
"Una vez, un periodista extranjero me dijo que era el
director de agencia de noticias más joven del mundo, pero no sé",
confiesa Malek, encogiendo los hombros y detrás de una sonrisa tímida.
Actúa
con total desparpajo, como si tener 14 años y ser periodista e ir a la
escuela y acabar de vivir un conflicto armado de ocho meses fuera lo más
normal del mundo.
Sólo una cosa repite dos veces porque parece
que la primera vez le da un poco de vergüenza admitirlo y no se le oye
bien: "En el colegio algunos compañeros se quieren hacer fotos conmigo".
En
la escuela, la asignatura que más le gusta es la informática lo que
quizá explica lo bien que se maneja en la red descargando y colgado
fotos que él mismo ha hecho, aunque a veces salgan un poco borrosas.
"La
agencia cubre información política, económica y social", indica el
joven director, que cuelga su último trabajo de la rueda de prensa de
Mustafa Abdulyalil, desde la recepción de un hotel de Bengasi, rodeado
por corresponsales locales y extranjeros que han viajado a Libia para
cubrir el final del conflicto armado.
En la última rueda de prensa
a la que asistió se le veía moverse con rapidez y a veces nerviosismo
en la sala, atento siempre al momento en el que Adulyalil pudiera entrar
por la puerta. Se agitaba, volvía a su sitio, miraba a través de la
pantalla de su cámara.
Cuando el político entró, el resto de
fotógrafos y periodistas se abalanzaron y Malek perdió la toma.
Entonces, aprovechando su menuda estatura y su delgadez, se escabullió
entre las piernas de sus colegas y buscó un nuevo ángulo.
Pero,
además de las fotos de producción propias, la agencia también echa mano
de las noticias y fotografías de otras agencias con más solera, cuyo
origen destaca en la página.
Asegura que en su casa lo apoyan y
comenta que "antes de que empezara el colegio", que estuvo suspendido
durante la mayor parte del conflicto, "trabajaba día y noche".
Con
un poco de resignación narra que ahora compagina el colegio con el
periodismo, y que sólo dedica a su gran vocación las tardes y los fines
de semana.
"Me gustaría ser periodista internacional", declara
apenas sin pensárselo este niño periodista, el mayor de cinco hermanos
que, de momento, según cuenta, no parece que tengan sus mismas
inclinaciones profesionales. EFE
jfu/msr